19 de enero de 2015

CUESTIÓN

Se acercan las elecciones…de nuevo


Por: Marco Vinicio Jaime

Nuevamente la sociedad presenciará la disputa “oficial” entre las diferentes fuerzas políticas de país por el control del gobierno y la representación popular a través del Ejecutivo en diversas entidades y diputaciones federales respectivamente, de cara al primer domingo de junio del presente año, justo en medio de un escenario candente.


De conformidad, el reto se antoja titánico, en virtud de las consabidas muestras de desasosiego ciudadano que cunde a lo largo de la República, luego del agotamiento de un ciclo de ejercicio del poder, que por ahora ya no parece dar para más; es decir, de reducción significativa de los satisfactores hasta elementales que demanda el colectivo popular: desarrollo, bienestar, legalidad y justicia, el derecho pues, de vivir en paz.

Así, cada uno de los participantes en esta singular contienda intenta echar mano de modelos que pudieran representarle –nuevamente- atractivos novedosos y la gente se convenza de que, “ahora sí”, “se va por más”.

La gente sin duda ha mermado sus expectativas, quizá resignada a una realidad tirana que no le deja vislumbrar mejores condiciones, frente a tal desenvolvimiento de una clase política que tampoco ha dado muestras de reconocer la evidente necesidad de una transformación, la cual –según el impacto mediático de la evolución informativa- se ha concentrado en asegurar su patrimonio, y nada más.

Por ello, los ciudadanos que todos los días: a cada momento, a cada instante, viven la precariedad de un sistema sectario, inequitativo e injusto, le es ya indiferente la llegada de los tiempos de elecciones; y esto es grave, no tanto por la posibilidad de un alto abstencionismo, sino por la señal más impactante e inequívoca que se arroja: la fuerte apatía a lo que consideran incongruencia entre el decir y el hacer, la tristemente arraigada brecha que divide cada vez más a los pobres de los ricos, de esos caballeros que “se amoldan a todo con tal que no les falte de nada”, según asevera el agudo Serrat.

Entonces, más que un discurso unilateral de buenas intenciones, sobrecargado de mercadotecnia y constructos de ‘oropel’, serán los hechos mismos, sobre los cuales la gente habrá de erigir tal o cual decisión. Será con base en lo que viven, ven y juzgan todos los días, no solo en una temporada –como lo dictan lamentablemente los cánones de un tradicionalismo político-electoral desgastado- que emitirán su veredicto; que por supuesto, no se reflejará tampoco ya en la simple cuantía sufragante; porque las minorías –según se ha visto en los últimos años- vía una escasa votación, generan a veces un escenario acomodaticio de beneficios oscuros para los partidarios de la vigencia continua.

El proceso electoral regulado hoy novedosamente por el “novel” INE dará muchos elementos qué permitirán incidir en el rumbo que tomará el país, y más aún después de la contienda, en la que por lo que se ve hasta ahora, bien podría estar aguardando grandes sorpresas sin precedente–no por quien resulte “vencedor”-, sino por el efecto colateral destinado a irrumpir el statu quo de la cotidianidad conocido. ¿Habrá algo favorable que cambie de pronto esta situación?

La XXXI Legislatura y su actividad
El Congreso del Estado de Nayarit, se ha dado a la tarea de impulsar interesantes resolutivos, decretos y leyes, durante el Primer Período Ordinario de Sesiones, correspondiente al primer año de ejercicio constitucional, tal como lo da a conocer en su respectivo parte de novedades. Un trabajo que cuantifica en “más de 70 resoluciones (haciendo “un total de 31 acuerdos, 21 Leyes de Ingresos, 15 reformas legales, ocho decretos, tres ordenamientos legales y una reforma constitucional federal”)". Lo cual va asimismo, desde la aprobación de acuerdo para la integración de nuevas comisiones legislativas, mayores oportunidades políticas para la mujer indígena, hasta para el fortalecimiento de un sistema de la información geográfica y estadística del Estado de Nayarit, que incidirá en una “mejor integración de políticas públicas”.

Sin duda, de lo anterior destaca un aspecto primordial que bien podría ser la base para la optimización de lo aprobado, y lo que seguramente vendrá: garantizar en tiempo y forma el correcto funcionamiento de la Comisión Legislativa de Participación Ciudadana, y que realmente llegue a tener como finalidad, “fomentar una mayor participación [popular] a través de investigaciones, estudios y foros, incluyendo el estudio y dictamen de los proyectos de iniciativas de ley o decretos donde la participación de la sociedad sea un factor determinante”. Permitiendo pues con ello, una primera autoevaluación, y ver qué tanto ha participado la ciudadanía hasta este día, qué tanto está de acuerdo, qué no, y qué propone para el establecimiento de responsabilidades compartidas con la propia comisión.

Los tiempos actuales no son para menos, es imprescindible convertir las propuestas en hechos de probada eficacia. La oposición debe pues, enseñarse a ser oposición a la manera de lo que exige el reto presente, según lo decía Octavio Paz: ya no más un patrón comportamental que “discuta mucho y dialogue poco”, como tampoco cabe el unilateralismo abyecto de la simulación.


¿Será posible pues, avanzar a la altura de las circunstancias? Qué bueno que así sea. Enhorabuena.

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