La UCAN en la cultura, la voz del pueblo, presente...
La paz de los valores y la ley: un nuevo mundo para la mujer...
Marco Vinicio Jaime
La mujer, este domingo, en el 109 aniversario de su Día, el Día Internacional de la Mujer, tomó el escenario mundial de manera inédita: fue su poderoso grito de protesta, fue su reclamo reivindicatorio de sus derechos, de su garantía inalienable de vivir en paz, tras salir a las calles para alzar su voz: exigir a las autoridades, a las instituciones, a la sociedad en general, la paz y la tranquilidad en igualdad de oportunidades: a la vida, a la seguridad e integridad físicas, a la libertad; que por ahora, fuerzas oscuras desde diferentes latitudes y orígenes, se yerguen como enemigos infaustos, feroces sin amor del bien, en el empeño de cerrarles el paso, e inclusive a desvirtuar y ensombrecer el genuino propósito con la anarquía y el libertinaje sembrados.
Con todo, el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo de 2020, con su lema: “Soy de la generación Igualdad: por los derechos de las mujeres”, pareciera haber encontrado su clímax en materia de lucha, partiendo de la esencia que le dio a luz: la Internacional Socialista de Copenhague de 1910, con la guerrera Clara Zetkin, y su proclama fecunda, que encontrara eco internacional justo al año siguiente, 1911: “el derecho de voto, el derecho a ocupar cargos públicos por parte de las mujeres, a la formación profesional y al trabajo”, hasta llegar a 1975 con la promulgación oficial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de 1995: “representantes de 189 gobiernos consiguieron negociar […] el plan más progresista que jamás había existido para promover los derechos de la mujer, pues imagina un mundo en el que todas las mujeres y las niñas pueden ejercer sus libertades y opciones, y hacer realidad todos sus derechos, como el de vivir sin violencia, asistir a la escuela, participar en las decisiones y tener igual remuneración por igual trabajo”.
Este 8 de marzo de 2020, la mujer marchó en México, donde la criminalidad feminicida a la cabeza de una aún cultura retrógrada que niega el digno papel de la mujer a la igualdad plena de derechos con relación al desenvolvimiento del hombre, tiñó de rojo su día. Así, la real insurgencia, sin los virus troyanos -con todo y sus bemoles-, ante la omisión institucional, la escasez de respuestas, de atención, de protección, de aplicación de la ley, no se hizo esperar: el Colectivo feminista veracruzano “Las brujas del Mar”, logró por fuerza de la impotencia colectiva que ha sido víctima de la oscuridad, anexar coyunturalmente su “9, nadie se mueve” -este lunes 9 de marzo-, donde por empatía mayoritaria, la mujer hará sentir su ausencia, en la marcha cotidiana de todo un día: en el mercado, en el trabajo, en el gobierno y en todo el engranaje que da sustento a esta resquebrajada sociedad.
El dolor, la crueldad y el abuso contra la mujer, es real, también contra el hombre, es cierto, pero en el caso de la primera, es evidente la descarga maligna que atenta con dolo, valiéndose de las consabidas vulnerabilidades idiosincráticas y discriminatorias tan solo por el hecho mismo de ser mujer.
¿Hasta dónde se dejará crecer el mal, y por consecuencia se pondrá a prueba la reacción genuina de la lucha femenil organizada? Es claro que la mujer no se ha dado por vencida, y ha ido conquistando espacios significativos contra vientos y tempestades, contra todo pronóstico se ha abierto camino, ha ido sumando en su esfuerzo organizado a cada vez mayores aliados, hasta de la trinchera masculina que ha trascendido en su evolución doctrinológica, en pro de tal paz con valores, que haga asequible la construcción de un nuevo escenario de armonía, respeto, igualdad, justicia y seguridad para la convivencia mejor de hombres y mujeres y con todos los seres vivos, sin más coacción que el deber irrenunciable de hacer el bien desde la familia y hacia el exterior, en cada esfera del actuar cotidiano, con sujeción irrestricta a la ley.
Por ello, desde la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), es que cobra sentido pues la postura manifiesta por parte de su Coordinación General bajo la responsabilidad de la periodista y analista radiofónica Lily Cayeros, primera mujer en arribar al cargo, cabe destacar, en el tiempo de vida de esta organización, aunada al desempeño valiente de las compañeras de lucha Lorena Orozco, Arcelia García, Marisol Parra, Berenice Flores, Janet Hernández, en la inacabada y noble labor periodística y para el resto de las aguerridas homólogas de las demás organizaciones hermanas y del resto de los diferentes medios de comunicación: “En un mundo de valores, de prevalencia de la verdad, la justicia, la lealtad, la honestidad y la convivencia fraterna, del respeto a la ley, no deberá existir más, la necesidad de pelear por el elemental derecho a vivir en paz, a la seguridad, a la igualdad. Y es ése el mundo al que aspiramos, por ello es preciso seguir luchando hasta el final, por la unidad, por la conjunción de voluntades, por la transformación de la sociedad”. ¿Será posible? Vale la pena sin duda, intentarlo con toda la fuerza de la razón y la justicia. Adelante.
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