Día de luto en el Bello Puerto de Mazatlán, Sinaloa
Sergio Mejía Cano
Este 31 de mayo se cumplen 25 años de una terrible tragedia al norte de la estación del ferrocarril en Mazatlán, Sinaloa, en donde un camión del servicio de transporte urbano, se atravesó al paso del tren de pasajeros número 1, conocido en el argot ferroviario como “la bala”, en un crucero público a nivel, conocido como crucero “Santa Rosa”, en donde lamentablemente perdieron la vida 34 personas, en su mayoría jóvenes estudiantes de secundaria y preparatoria, así como al menos una decena de heridos.
34 Hogares se enlutaron esa noche, debido a la imprudencia del chofer del camión que después se supo, no respetó el paso del tren porque supuestamente no lo vio venir; sin embargo, de acuerdo a testigos que viajaban a bordo de la unidad del servicio urbano, dijeron que el conductor del camión no detuvo su marcha al llegar a las vías férreas y que además, iba oyendo música. Y lo malo también, es que por lo regular la mayoría de los camiones del transporte urbano en Mazatlán, traen los vidrios polarizados, incluso los de las puertas; así que por la noche, con la luz interior del camión que se refleja como espejo en dichos vidrios, hacen prácticamente imposible que se pueda mirar hacia el exterior.
Y como casi siempre sucede posteriormente al suceso de un accidente en los cruceros públicos a nivel con las vías férreas, las autoridades estatales y municipales del turístico puerto de Mazatlán, prometieron que harían todo lo posible para evitar en lo futuro que volvieran a presentarse esta clase de situaciones tan dramáticas y terribles, por lo que dijeron que por lo pronto se instalarían plumas y los señalamientos necesarios en todos los cruceros con las vías del ferrocarril; pero al parecer todo esto fue una llamarada de petate, porque si bien dicho crucero de Santa Rosa cuenta con plumas manuales y un operario las 24 horas del día, los demás cruceros siguen igual; y no nada más
eso, sino que han aumentado la cantidad de cruceros debido al crecimiento de la mancha urbana hacia el sur-oriente de la ciudad. Y si bien para el norte también ha crecido la ciudad portuaria, al parecer ahí se ha puesto más atención, tal vez por el poder adquisitivo de la gente de la zona norte, pues ya se han construido al menos dos puentes considerados como de intenso tráfico vehicular, y posiblemente también se deba al tipo de asentamientos humanos del entorno; pero lo que es hacia el sur de la ciudad, la mayoría de sus habitantes son de escasos recursos, y si bien han aumentado dichos cruceros, siguen como antaño, en donde quienes tienen la necesidad de cruzarlos, es a su cuenta y riesgo.
El problema, es que esto de los cruceros públicos a nivel con las vías del ferrocarril, no es privativo únicamente de Mazatlán y todo el estado de Sinaloa, sino que existe a lo largo y ancho de todo nuestro país en donde existen vías férreas; y precisamente por lo mismo, lo que sobresale más es la falta de cultura vial de la mayoría de quien conduce un vehículo automotriz al no hacer alto total al llegar a las vías férreas, por lo que de ahí es que haya tantos accidentes casi todos los días en donde se ve involucrado un tren, claro que muchas de las veces con solamente daños materiales; pero lo malo es cuando son fatales, como en este caso que nos atañe de los 34 jovencitos de ambos sexos que vieron truncada su vida, aspiraciones e ilusiones, porque el chofer del camión en donde viajaban no respetó hacer alto total.
Recuerdo que todavía hasta principio de los años 70, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, todos los vehículos automotrices se detenían totalmente al llegar a las vías del ferrocarril, y más en la noche en que, aparte de detenerse, apagaban todas las luces para así comprobar si no venía alguna máquina de ferrocarril o se veía alguna luz haciendo señales. Esto era más significativo en los camiones del transporte urbano, pues apagaban tanto las luces del interior del camión, así como los faros y calaveras, quedando completamente a oscuras la unidad, y después de voltear al conductor del camión hacia ambos lados, ya una vez seguro, continuaba su marcha. Pero al parecer esta costumbre fue desapareciendo más rápido que lento, porque
ahora es raro que alguien que conduzca un vehículo automotriz ni siquiera aminore su marcha al llegar a donde cruzan las vías ferroviarias.
En Mazatlán sí han instalado señalamientos automatizados de semáforos y campanas, pero se han robado hasta las plumas, quedando prácticamente inútiles esos señalamientos.
Sea pues. Vale.
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