18 de diciembre de 2014

CON PRECAUCIÓN

Un insulto más a la inteligencia

Por: Sergio Mejía Cano
La exoneración de Raúl Salinas de Gortari por enriquecimiento ilícito, ha ofendido la inteligencia de gran parte de la opinión pública, por un simple razonamiento: Los hermanos Salinas de Gortari no son ricos de abolengo ni mucho menos. La buenaventura de dicha familia comenzó a repuntar a partir de que su señor padre, don Raúl Salinas Lozano, fungió como secretario de Industria y Comercio en el sexenio de Adolfo López Mateos.
El también llamado “hermano incómodo”, fue acusado en su momento, aparte de dicho enriquecimiento ilícito, de estar involucrado en el asesinato de su entonces ex cuñado José Francisco Ruiz Massieu, acusación que libró debido a todo un andamiaje montado por las autoridades correspondientes que le dieron un matiz más de comedia melodramática que de ser tratado el asunto con la seriedad que se requería.
Y en realidad su exoneración por el supuesto hecho de enriquecimiento ilícito es un insulto a la inteligencia, debido a que hoy se pregona que su fortuna está estimada en más de 200 millones de dólares, sí, de dólares y no de pesos, por lo que la pregunta de gran parte de la ciudadanía es muy común: ¿de dónde tanto dinero? De hecho, se le descubrieron en su momento cuantiosas sumas depositadas en cuentas bancarias en Suiza, en donde fue detenida su esposa Paulina Castañón al tratar de retirar algunos fondos de dichas cuentas, pero bajo credenciales de un “alias” y no precisamente bajo el nombre de Raúl Salinas de Gortari. Se dice que esto provocó que se le congelaran dichas cuentas, las que le fueron resarcidas a don Raúl en forma inexplicable o tal vez explicable debido a la percepción de corrupción e impunidad imperante desde siempre en nuestro país.
Y si Raúl Salinas de Gortari saltó a la palestra mediática como asesino y enriquecimiento ilícito, fue porque tal vez se pisaron algunos callos tanto con el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, así como de José Francisco Ruiz Massieu, y que probablemente para calmar a la opinión pública se le tuvo que sacrificar precisamente por haber estado en el ojo del huracán  desde el momento en que un inversionista de origen árabe demandó haber sido extorsionado si quería ser favorecido con algunos contratos; el inversionista cuyo nombre era Kabee Mousabbi , dio a entender en su momento en un reportaje que apareció en la Revista Proceso, que intuía que detrás de dicha extorción había gente muy cercana al gobierno del entonces presidente de la República Carlos Salinas de Gortari; sin embargo, dicha acusación no prosperó y pasó sin pena ni gloria, quedando tal vez en el olvido mediático porque ya no se volvió a informar de algún avance sobre dicha aseveración del árabe.
Sin embargo, ¿aparte de la quemada mediática que sufrió Raúl Salinas de Gortari cuando se informó que había sido encarcelado acusado de diversos delitos, le habrá pesado haber estado supuestamente encerrado? Supuestamente encerrado, porque el común denominador deja entrever que las cárceles llamadas de “alta seguridad”, fueron diseñadas precisamente para que los peces gordos aparentemente ahí hospedados, en realidad no estén ahí, debido a que como se ha documentado en relación a cómo funcionan dichos penales, es prácticamente imposible que un preso sepa de otro ahí recluido. O como se dijo en su momento antes de que le aplicaran la ley fuga a Joaquín Guzmán Loera, más conocido como “el chapo”, de que salía cotidianamente del penal de Puente Grande, en el estado de Jalisco, para hacer vida nocturna; así se dijo en su momento, cosa que tal vez no sea más que una leyenda urbana más; mas también esto se decía del señor Jorge Díaz Serrano, quien había fungido como Director de Pemex en el sexenio de José López Portillo, ya que se corría el rumor que Díaz Serrano poco tiempo pasaba en el entonces llamado penal de “alta seguridad” de Almoloya; y que si bien cuando por alguna razón tuviera que estar ahí, contaba con una celda más cómoda que una suite presidencial del mejor de los hoteles del país; eso se dice también, porque que conste en hechos es prácticamente imposible, por lo que podría ser otra leyenda urbana más. Y a propósito de celdas privilegiadas, cierta vez que se transmitió por televisión cómo se la pasaba Raúl Salinas de Gortari en la cárcel, una vez que había sido pasado a otro penal que no era considerado de “máxima seguridad”, se miró a través de las imágenes que al menos no era una celda común como cuentan quienes han tenido la desgracia de estar encerrados: con cama de cemento.




Sea pues. Vale.

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