El Congreso y el Plan de Desarrollo Institucional
Por: Marco Vinicio Jaime
La XXXI Legislatura
local, presentó recientemente su Plan de Desarrollo Institucional 2014-2017, el
cual, a decir del Presidente de la Comisión de Gobierno, Jorge Humberto Segura
López, posee como eje rector "la vinculación"; la vinculación
comunicacional y de conjunción de acciones coyunturales con poderes y órdenes
de gobierno, al igual que con la sociedad en general.
Ciertamente, la
vinculación en nuestros días implica un esfuerzo mayúsculo que solo, en este
caso, el conocimiento de fondo de la realidad social permite, en aras del
consecuente entendimiento y la puesta en práctica de medidas continuas para la
atención fecunda de las crecientes demandas poblacionales, de cada uno de los
sectores en su propio campo de interactividad.
Los anteriores, son
tres factores correlativos de gran incidencia a su vez en la calidad de
gobernanza y representatividad popular. Al margen de ello, no puede haber mayor
resultado que la incomunicación y en el mejor de los casos, el decaimiento de
la credibilidad ante la incompatibilidad entre el decir y el hacer, que es
camino directo a la injusticia, la inequidad y el lucro absolutista y
desesperado de las propias necesidades de las mayorías en vías de obtener lo
que sin un mínimo de oficio político (del saber dar para recibir), es
imposible: suma, control, organización y dirección diestra.
Así, la vinculación -que es permanente y con un
sentido programático y verdaderamente corresponsable- con medios de
comunicación, comporta ese eslabón esencial en la identificación integral de
causas y efectos de la cambiante dinámica social.
De conformidad, al
tener el pulso concreto de la colectividad y la pauta debidamente consensuada
en la coordinación gubernamental, es que surge el marco ideal de verdadera
coparticipación en el ejercicio del poder, asegurando eficacia y genuina
adhesión.
Por tanto, qué
bueno entonces que "El Plan -según dijo el líder cameral Segura López-,
[sea de veras en lo sucesivo] la guía puntual de la Agenda Legislativa y la
modernización institucional, así como la vinculación con los medios de
comunicación y los sectores de la sociedad, iniciativa que estará abierta a la
creatividad e innovación y siempre a una evaluación sistemática para su
actualización”; que de ahí dependerá en buena medida el veredicto que emita la
ciudadanía tocante de lo que realmente le fue de utilidad. ¿Podrá la XXXI
Legislatura trascender su propio tiempo y circunstancias? Ya lo habremos de
ver.
La madurez y el respeto políticos
La estabilidad
política como resultado en parte de la vigencia del Estado de Derecho,
constituye sin duda una responsabilidad compartida gobierno-fuerzas políticas y
sociales-ciudadanía en general, donde el respeto mutuo, la honestidad y la
legalidad conllevan a las buenas
relaciones y la convivencia armónica.
No obstante, es en
la inevitable tendencia apolítica de las debilidades humanas, que emerge la
tentación de anteponer los intereses particulares en una clara degeneración de
la búsqueda de poder, y cuando no se posee la debida formación política y con
valores para blindarse ante sus efectos, se trastoca la sinergia (ya sea con
descalificaciones y demás elementos subversivos); y más aún si los 'buscapiés'
logran cabalmente el objetivo en la fríamente calculada impericia irascible de
una acción con efecto "boomerang".
Los actuales no son
tiempos de beligerancia, y sí de la aplicación de principios que fomenten el
respeto y la tolerancia, las libertades sociales, la paz y la confianza, sin
estos, es tanto como “echar gasolina al fuego”. Es el tiempo de demostrar
madurez política, de comunicar y ser comunicado estratégicamente; de procurar ya
el indubitable "derecho de vivir en paz". Así se espera por el bien
de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario