El "fantasma" del abstencionismo
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Por: Sergio Mejía Cano
El fantasma del
abstencionismo está empezando a hacer mella entre muchos nayaritas, ya que por
lo que se ve y se escucha, gran parte de la ciudadanía comenta que no acudirá a
las urnas en las próximas elecciones federales por sentir una gran desilusión de
todos los integrantes de los partidos políticos, ya que una voz común se
escucha en todos los ámbitos: no hay a cual irle.
Y de esto, gran parte de culpa la tienen los mismos políticos que han dejado mucho qué desear con su actitud que demuestra que no tienen ya ninguna ideología de servicio comunitario, sino puro afán de servirse a sí mismos en provecho propio y nada más.
La indefinición e incertidumbre de quiénes serán los candidatos a las diputaciones federales para los tres distritos que representan a Nayarit en el Congreso de la Unión, tienen es ascuas no nada más a la gente que aún se interesa en la vida política del estado, sino también a los miembros de los diversos partidos políticos, pues a las claras se ve un estira y afloja con la designación de candidatos de ambos géneros, porque presienten que el dedo mayor o el palomeo no los favorecerá aun sintiéndose con el derecho de antigüedad o de méritos propios y que se designe a cuadros que las dirigencias partidistas crean que les generarán votos suficientes y dejen relegados a los que se sienten o sintieron en algún momento la candidatura en el bolsillo.
Sin embargo, todo esto tiene sin cuidado a otra parte de la ciudadanía que está harta de que jamás se cumplan las promesas emitidas en las campañas, tal vez por no tener en cuenta que toda campaña de proselitismo está basada por lo regular en eso: promesas sin cumplir, en palabras engañosas que le llegan a la gente que quiere oír lo que se les dice y que les hace el efecto de alguna droga que les aplaca su pesadumbre cotidiana y que al llegarle a los oídos que ahora sí meterán al bote a los políticos corruptos, que van a mejorar esto y aquello y que se aumentarán los salarios, que habrá más y mejores empleos y que todo por lo que han sufrido en la vida ya se va a acabar, lo toman como un bálsamo para sus pesares a tal grado que los hace aplaudir a todo político que se avienta una perorata de tal estilo, del que sea y del que pongan que para el caso es lo mismo, con tal de que se sepa dirigir a las masas y que tenga la magia de hacer creer a quienes lo escuchan que ahora sí llegó el mesías. Pero también esto ha generado cierto y marcado desánimo en una gran mayoría de nayaritas que con la mente abierta se les prenden los focos rojos de que están oyendo lo mismo de cada tres y seis años, respectivamente, y que pasan trienios y sexenios y todo sigue igual o peor; y hoy en día ya son más estas personas que ya no digieren las promesas eternas de todo candidato en campaña, por lo que la voz común de estas personas es: para qué votar si siempre es la misma y lo mismo.
Y este desánimo de gran parte de la población lo agranda la promesa de cuando los candidatos gritan que serán la voz del pueblo ante la máxima tribuna del país, que sus reclamos serán atendidos sin demora, pero que ven con tristeza que todo político después de las elecciones jamás vuelve a acercarse a quienes lo eligieron a preguntar cómo es que emita su voto sobre equis iniciativa o reforma, por lo que les causa una gran desilusión ver que a quienes llevaron mediante su voto a las Cámaras alta y baja, por lo regular nomás levantan el dedo para aprobar la línea que se les dictó a través de sus coordinadores que nadie eligió mediante el voto popular, que están ahí por la vía plurinominal y que extrañamente son los que llevan la batuta ordenándoles a sus bancadas cómo tiene que ser el sentido de su voto así sea en contra de los intereses de sus representados. Y si a esto se le añade a los políticos llamados chapulines, que no terminan un encargo porque ya se les antojó otro más sin importarles que dejan colgados todavía más a quienes hicieron posible que llegaran a sentarse en una curul, y más decepcionantes para los electores son quienes brincan de un partido a otro, entonces todo esto lleva a que muchos electores estén decidiendo no acudir a las urnas el próximo junio de este año.
Así que es muy probable que el abstencionismo sea el máximo triunfador nuevamente, pero ahora más reforzado porque mucha gente ya está decidida a no ir a votar, por lo que exístela posibilidad de que si en las elecciones locales pasadas hubo un gran abstencionismo, quizá ahora sea de casi un 70 por ciento que no vote.
Sea pues. Vale.
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