El desafío de rescatar la credibilidad…
Por: Marco Vinicio Jaime
El escenario de cara a la elección del próximo cuatro de junio en Nayarit, empieza a tomar cada vez más nitidez, en virtud de las definiciones progresivas generadas en la presente etapa primaria de las precandidaturas al Gobierno del Estado, donde cada partido, coalición y fuerza política inmersos en este proceso, está prácticamente por terminar de alistar su respectivo “ejército” -a partir de lo que perfila serán finalmente sus abanderados para el resto de los diferentes cargos en disputa- y que habrán de entregarse entonces de lleno a la conquista del sufragio mayoritario ya en la coyuntural confluencia de la campaña constitucional.
Así, el desenvolvimiento correspondiente de cada cual se percibe intenso -acorde obviamente a los lineamientos establecidos en su momento por la legislación electoral y reiterados por la institución ex profesa, a saber el INE, que se respalda coordinadamente con el IEEN- tratando de ganar el mayor tiempo posible en una singular carrera contra reloj cuyo desafío hoy pues, se antoja inédito ante una sociedad aquejada por la injusticia y la mala gobernanza, que ha dejado de creer en consecuencia en la promesa cíclica de cada etapa eleccionaria, toda vez que por ahora no ha visto un cumplimiento tangible de desarrollo en igualdad de oportunidades para todos.
Por ello, el reto estriba sin duda en comunicar eficazmente una razón de peso por la cual el colectivo vea no sólo el qué de cada oferta, sino el por qué, priorizando equilibradamente la verdad y el reconocimiento fidedigno de su sentir, de su realidad – no el de la clase política y su incongruente bonanza ni el de los propios contendientes, por más críticos o pasivos que estos sean-, aunado al beneficio razonable y factible por cuanto se maneje con transversalidad: una sola voz, sincrónica –de cada integrante del engranaje con honestidad y compromiso- y de suma inteligente que haga palpable ante todos en cada acción proselitista, una intención genuina en pro de la construcción de ese sistema garante de un futuro mejor para todos.
No obstante, lo anterior comienza con una sólida estructura, un ejército realmente integrado y coordinado con una meta en común: trabajar, sumar, ordenar y avanzar al unísono. Ya lo decía el pensador George Clemenceau: “Lo más seguro consiste en dar a cada quien algo qué defender”, es decir, adquiere ello significado cuando cada integrante convocado a la reunificación siente que su trabajo tiene sentido y valía significativa, y será remunerado en un marco de justicia, justicia cuando en los hechos percibe que la lucha es verdaderamente distinta, con quienes esperaron muchos años para ver un momento distinto, un credo distinto, una recompensa distinta con base en el compromiso recíproco, como “esencia de la democracia”, según Hans Kelsen, compromiso que no concuerda con simulación ni camuflaje para continuar con los mismos daños y la imposición de los mismos intereses unilaterales de esos pocos sobre los muchos, y que por sus acciones mismas en detrimento de las mayorías, no poseen siquiera autoridad moral para decidir nada.
De conformidad, para el precandidato del PRI a la gubernatura, Manuel Cota Jiménez, y muy probable candidato dentro de poco de la alianza “Nayarit de todos”, que suma a los partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza, la lucha ha sido titánica en la singular cohesión y solidificación de esa militancia tricolor que tenga en efecto “algo qué defender”, en esa causa distinta por la verdad y la justicia, una razón de ser que no deje lugar a dudas de que el esfuerzo valdrá la pena porque el triunfo será una satisfacción completa para los que esperaron y están listos -en toda la geografía estatal- para acudir al llamado por la reconquista de un “nuevo Nayarit que es de todos y para todos”, y que ya merecen por ley.
Por tanto, si se prioriza justicia, honestidad y corresponsabilidad al interior con perfiles distintos, verdaderamente afines al proyecto que se preconiza distinto, será aliciente para la suma total -porque es ahí donde surgirá la pertenencia-, e indiscutiblemente el mejor mensaje al exterior de que la lucha va a la raíz del sentimiento general, con respeto a la verdad, con valores de veras y desde el origen mismo de las causas de la gente, sin lugar ya para monólogos, mentiras, exclusiones ni cuanto más analfabetismo político y democrático, que en el caso del PRI no por nada su lema al momento de su fundación era “Instituciones y reforma social”, buscando identidad con las causas populares, y conllevando al mismo tiempo el propósito de la unidad nacional: de agrupar a diversos políticos nacionales y regionales, así como a organizaciones políticas surgidas en el contexto de la Revolución Mexicana y de estratégica afinidad. Y en ese camino, a partir de 1938 cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM), denominación que mantuvo hasta 1946, volviéndose así pues revolucionario, para después en ese mismo año dar prioridad a las "instituciones”, que es cuando vuelve a cambiar su nomenclatura y se estableció la de Partido Revolucionario Institucional, que cabe decir, fue su base ideológica en vías de su incorporación a la Internacional Socialista, asumiendo pues la capacidad de comprender cabalmente la lucha de la izquierda, su legado, e interpretarlo con voz firme y con propuesta incluyente; la era pues de la política, de la preparación y del propio oficio político.
En lo subsecuente, Manuel Cota como representante del PRI -rumbo al cierre de su precampaña- y una vez logre la candidatura de la alianza con PVEM y PANAL, podrá aprovechar la coyuntura de interpretar la realidad social con amplio criterio ideológico -el primer crítico constructivo de lo que haga falta modificar- y asegurar un proyecto que tendrá una respuesta de acción y reacción inmediata en la completa transversalidad, frente a cada oferta partidista, lo cual permita enriquecer el debate y contrastar verdaderas propuestas de construcción “del Nayarit de todos y para todos”.
Por lo demás, la coalición némesis, nombrada “Juntos por tí”, y estructurada por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, PT y PRS, que encabeza el joven empresario Antonio Echevarría García, también afina sus últimos detalles y por lo visto hasta este momento, prepara el mayor ciclón político de los últimos 17 años, con tal movilización, que persigue superar incluso la legendaria sacudida al sistema local de 1999, en una esperada y singular cita cíclica con el destino, puesto que también consciente de la realidad social no desaprovechará espacio para capitalizarla con los medios disponibles, lo mismo que el mayor control posible del voto diferenciado como probable recurso “troyano” para desactivar desde el interior al contrario, a la par del fenómeno de la atomización del voto que pueda derivarse de la cuantía sobresaliente, en esta ocasión, de candidatos a la gubernatura, de entre los que destacan asimismo por su experiencia y desempeño en la actividad política de ha muchos años, el Doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, quien a su vez irá imprimiendo mayor severidad a sus discursos fusionado en la emblemática figura de Andrés Manuel López Obrador. Seguido, se encuentra el trajín inalterable por su parte del “indómito” movimiento ciudadano de Raúl Mejía González, que ha pactado también con su agudeza experiencial recoger el fuerte reclamo generalizado. Mientras que los independientes se mantienen por ahora, como la apuesta “kamikaze” del todo por el todo. ¿Cómo entonces se logrará rescatar la credibilidad ciudadana? ¿Podrá Manuel Cota asegurar pues con su probada pericia la integración total de la militancia de su partido en un solo frente al asegurarle pertenencia y sentido de lucha por una causa justa y distinta, y en consonancia restituir la riqueza y la pertenencia de un Estado de todos y para todos? ¿Será el proceso en general finalmente un verdadero espacio de confronta inteligente, respetuosa, incluyente y constructiva en bien de los nayaritas? Veamos.
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