Tan, tan, el PRD ya no da más...
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), herido de muerte; es el sentimiento común de algunos analistas que se pronunciaron al respecto inmediatamente después de la renuncia del fundador de dicho partido político, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Y en la misma forma se han expresado algunos integrantes del mismo partido, quienes quizá desde luego, al saber o enterarse de la renuncia del Ingeniero, se sintieron huérfanos, sin rumbo y tal vez sin saber qué hacer...
Y precisamente, ahora falta ver quiénes le son fieles a la autoridad moral del ingeniero Cárdenas Solórzano y lo siguen, abandonando las filas del PRD que a 25 años de su fundación al parecer ya fue todo lo que dio, porque no es poca cosa la renuncia del ingeniero, pues ya lo ha dicho y entendido el mismo Miguel Barbosa, presidente de la mesa del Senado de la República y destacado miembro del PRD, al reconocer que la separación de don Cuauhtémoc no es la simple renuncia de un militante más, sino la del llamado líder moral del partido, y que por ende el PRD ha quedado a la deriva; que ha perdido su identidad como asociación política, ya que el PRD es Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y sin él, su fundador, prácticamente el PRD dejará de existir por inanición, devorado internamente por los carroñeros que se han destruido a sí mismos.
Y quien está valorando desde ya también su posible salida de las filas perredistas, es el también senador Alejandro Encinas, de quien se dice es seguidor incondicional del Ingeniero; y probablemente por el estilo ande el pensamiento de Dolores Padierna, lo mismo que muchos más de los militantes del PRD que han estado desde su fundación al lado de don Cuauhtémoc; y si bien algunos otros ya se fueron de dicha fundación política desde antes, aún siguen considerando al Ingeniero como su guía y padrino político; por lo que existe la posibilidad de que esa herida de muerte que se le ha diagnosticado al PRD en cuanto se supo de la renuncia a sus filas del también llamado “líder moral”, sea ya irremediable.
El actual presidente del PRD, Carlos Navarrete, ha tratado de minimizar la renuncia del ingeniero Cárdenas, diciendo ante los medios que es una etapa que se cierra dentro del partido; sin embargo, con esta declaración claramente está dando a entender que no sabe de lo que habla, ya que de no ser por Cuauhtémoc Cárdenas, él, el señor Navarrete no estuviera en donde está hoy ni hubiese saboreado las mieles de ser legislador; y posiblemente jamás hubiera mamado del presupuesto como lo han hecho quienes se dieron a conocer ante la opinión pública como perredistas, tal y como “Los Chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, quienes tal vez nunca hubiesen hecho la carrera política que han tenido precisamente gracias al ingeniero Cárdenas; es más, tal vez jamás habrían sido conocidos políticamente de no ser precisamente por aquella decisión que tomó el Ingeniero en 1987 de separarse de su partido nodriza, el PRI, para fundar al PRD.
Así que con esta decisión del Ingeniero, el PRD tan, tan, “kaput”, ya no más; dicha asociación política se diluye irremediablemente a pesar del optimismo de Carlos Navarrete que piensa que el PRD seguirá igual y, según él, con los miles o quizá millones de militantes y simpatizantes. El PRD sin el Ingeniero desaparece por completo porque Cuauhtémoc es el PRD y viceversa; sin él el partido ya no tiene sentido por más que se le busque. Y tiene que desaparecer este partido más por los advenedizos que se aprovecharon de la buena fe de sus fundadores, y desde luego de los verdaderos pensadores de izquierda que creyeron alguna vez que ahora sí tendrían un partido que los apoyara, pero quedó claro que no fue así al aglutinar en sus filas tantas líneas de pensamiento, ideologías tan diversas que en vez de fortalecerlo, poco a poco fueron minando a un partido que pudo ser grande, pero que los gusanos en su propio interior lo fueron devorando hasta causar su desahucio.
En sí, el ingeniero Cárdenas ya tenía tiempo que prácticamente se había retirado del partido por él fundado, manteniéndose al margen de todo tipo de decisiones que tomaran las dirigencias que le precedieron; decisiones que como quedó claro en su carta de renuncia nunca le agradaron del todo, como las aberrantes alianzas con el PAN, además del sometimiento de dichas dirigencias hacia el Poder Ejecutivo en turno, un sometimiento que fue más acentuado en la actual administración con los dichosos pactos que fueron la piedra en el cuello para el PRD, que tan, tan.
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