El "día Mundial de la Libertad de prensa": el inicio de un nuevo ciclo…
Marco Vinicio Jaime
"La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre, como es libre en el hombre la facultad de pensar."
-Benito Juárez García.
Hoy, a partir de la proclama de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), emitida el tres de mayo de 1993, se conmemora el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, cuya base deriva del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Y hoy, domingo 3 de mayo de 2020, la fecha reviste aún más peso, en virtud del cambio trascendental que estamos atestiguando en el orbe: la pandemia por coronavirus (Covid-19), que trastocó el curso de los acontecimientos, devastó al mundo tanto sanitaria (con irreparables pérdidas de cientos de miles de vidas y deterioro significativo de la salud de millones de personas) como económica, política y psicosocialmente, y en consecuencia introdujo un singular parteaguas en los cánones políticos, democráticos, gubernamentales y de comunicación. Hoy, la libertad de prensa, refuerza más que nunca su esencia y origen: “por el ejercicio y defensa de la libertad de expresión” en el necesario desenvolvimiento y desarrollo justo y legal de los pueblos ceñidos a la verdad y el derecho inalienable de vivir en paz, pues en su momento con ello, se pudo forjar y legar a su vez la experiencia adquirida en las transiciones históricas antecesoras, traducida en una sólida esperanza, y ahora que se impone una nueva cita cíclica, no será la excepción, con sus respectivos códigos actualizados de cara a una nueva realidad.
De acuerdo con los antecedentes dados a conocer por Naciones Unidas, mediante “la Recomendación adoptada durante la 26ª sesión de la Conferencia General de la UNESCO en 1991, la fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la ‘Declaración de Windhoek’, en la cual los representantes de medios de comunicación africanos que participaban en un seminario organizado por la UNESCO en la capital de Namibia, elaboraron un documento donde se recogían los principios de la libertad de prensa”.
Así, para la ONU entonces “es prioritario asegurar la libertad de los medios de comunicación en todo el mundo. [porque] Los medios de comunicación independientes, libres y pluralistas son fundamentales para una buena gobernanza en las democracias, tanto incipientes como antiguas [...]. Y la libertad de información y la libertad de expresión son los principios fundamentales de un debate abierto e informado.”
No por nada, la ONU se pronunció en el año 2016 por conmemorar “el día de las mentes críticas para tiempos críticos”, a fin de resaltar el imprescindible papel de la libertad de expresión y de su consecuente libre difusión en prensa, en aras de una sociedad debidamente formada e informada, con la capacidad a su vez de ejercer y defender la libertad de expresión en vías de “asegurar [en parte] la transparencia, la responsabilidad de las instituciones y el Estado de derecho, [y en consecuencia] promover la participación en el discurso público y político y contribuir a la lucha contra la pobreza”.
De tal suerte que hoy, es un gran momento para recordar que “el Día Mundial de la Libertad de Prensa [comporta] la oportunidad de:
a).- Celebrar los principios fundamentales de la libertad de prensa
b).- Evaluar la situación de la libertad de prensa en el mundo
c).- Defender los medios de comunicación de los atentados contra su independencia y, d).- rendir homenaje a los periodistas que han perdido la vida en el cumplimiento de su deber”.
Por tanto, para México y en particular la Entidad, la libertad de prensa conlleva una valiosa responsabilidad compartida Gobierno-sociedad-medios, sustentado ello en las garantías individuales de la Constitución General de la República, en sus artículos 6º y 7º, que establecen “la libertad de escribir y publicar cualquier artículo sin más límite que el respeto a la vida privada, la moral y la paz pública”, en vías del fortalecimiento democrático y de la vigencia incólume del Estado de Derecho.
Si la política es comunicación, y la comunicación da vida a tal interlocución donde se emite un mensaje claramente entendible de congruente bienestar colectivo y recíproco, es inminente la decodificación eficaz de parte de un amplio sector dispuesto a responder con su respectivo aporte porque ve que en efecto es tomado en cuenta en los hechos -de momento y en lo sucesivo- en la consumación de esa meta de beneficios compartidos, y es de ahí que cada etapa de este proceso es seguido de cerca por el invaluable papel profesional de los medios de comunicación en la riqueza de criterios que alimenta la propia libertad de prensa; cuando en esta delicada sinergia, la gobernanza está caracterizada con hechos de probada eficacia por su práctica continua de oficio y comunicación, y atiende, entiende y soluciona en función de las necesidades que, como en una familia en tiempos de crisis -como la que vivimos- capta de manera nata con oportunidad, con su sensibilidad y herramientas de inteligencia, sin necesidad del clamor ni cuánto más recurso lamentable de manifestación -a altos decibelios- de los afectados.
De conformidad, la libertad de expresión, la comunicación en el marco de la libertad de prensa, se retroalimenta día con día en el acercamiento estratégico e insustituible del intercambio directo e in situ de ideas, pensamientos y sentimientos, donde la tecnología llega a ser un instrumento que facilita el objetivo, pero solo en un marco de completo equilibrio, de ahí la necesidad de saber aprovechar bien tal conducto y no ser absorbido por este, y más aún de quienes poseen la delicada responsabilidad de multiplicar la información de tal o cual figura que busca o está en el poder, a fin de evitar caer en el peligro de llegar a estar tan cerca en la frialdad, por ejemplo del ciberespacio, pero tan lejos del calor de una verdadera interacción comunicacional y por ende de la meta buscada, de ahí los graves desatinos de quienes apuestan todo a una simple sala virtual de “chat”, un emporio digital afín o de una red social, lo cual termina por construir, más que una imagen cercana y cálida que comunica con empatía, un simple entrecortado holograma, una oscura figura que aleja al pueblo y destruye sus esperanzas, en la simulación de la mera transmisión inconexa y heterogénea de datos sin esa correlación inteligente de trato, compromiso e interacción a fondo en condiciones reales; toda vez que, asegura la ONU, “las nuevas tecnologías continuarán evolucionando y permitirán cada vez más a los ciudadanos que continúen formando a su entorno mediático y que accedan a una pluralidad de fuentes. La combinación del acceso a la información y la participación ciudadana en los medios de comunicación solo puede contribuir a incrementar el sentido de pertenencia y empoderamiento.”
Siendo así, es preciso revalorar el papel de cada elemento en la siempre vigente y sustancial libertad de expresión, de la libertad de prensa, de su respeto, de su valía en la dinámica gubernamental (que hoy justo es decirlo, parece no haberse comprendido a cabalidad y se ha minimizado su importancia en todos los niveles, y hasta intentado imponer un control abyecto, beligerante e inflexible), de sus propios precursores, de la sociedad en general. El oficio político, permite pues ese entendimiento consecuente de su peso en la siempre necesaria conexión con los sentimientos del pueblo, más allá de monólogos, oscuros sectarismos y verticales esquemas de operatividad, que rehúyen al compromiso, el pacto que genera certeza y sentido de lucha compartida por cuanto en la escasa visión política el beneficio que es recíproco, cuesta mucho.
En este marco, es de resaltar pues el loable papel de los periodistas de Nayarit, de México y del mundo. De los que día con día nutren con su noble labor cada capítulo en la historia que se va fraguando: la que reproduce e informa con oportunidad y veracidad del diario acontecer con una nota recabada en el lugar de los hechos, la que lo describe con gran acuciosidad y elementos sustanciales que dan vida a una crónica, la que lo enriquece con la estratégica amplitud de fuentes: congruentemente sincronizadas para el desarrollo coherente y conclusión eficaz de un reportaje, la que lo ilustra con una simpática representación gráfica y de alto contenido y contraste de un “cartón”, la que lo configura y lo describe con amenidad en una precisa y organizada exposición de motivos para ser adquirido en columna, y la que lo analiza, lo desentraña, lo contrasta y lo expone racionalmente en un desarrollo argumental de principio a fin, para incitar a la reflexión y a robustecer la opinión del que se acerca a un artículo de fondo.
Es de hacer mención que la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), por su parte, se suma a esta histórica conmemoración, según lo expuso su Coordinadora General Lily Cayeros, quien precisó que hoy es justo el momento de dar mayor valor y significado a la “libertad de prensa”, del poder que conlleva la libre expresión, de la comunicación, en esta etapa crucial que abre paso sin duda, a un antes y un después, y la consecuente necesidad de responder a la altura de las circunstancias: “de adaptar líneas de acción y buscar con ánimo renovado, con voluntad y unidad el acceso a los correspondientes nuevos cánones, y con ello aportar desde esta neurálgica trinchera de la comunicación, a la reconstrucción en aras de un futuro mejor para todos”.
En virtud de lo anterior, la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit, dijo Lily Cayeros, hace un sentido reconocimiento a cada profesional de los medios de comunicación, a quienes con su responsabilidad coyuntural, su lealtad, su convicción, principios y valores, ha dado forma ayer, hoy, y lo hará a la postre con orgullo, al periodismo de la Entidad; a los que se encuentran organizados, agregó, en torno a respetables y dignos liderazgos periodísticos, y aquellos que llevan un sendero independiente, no menos profesional, de lealtad, de respeto, de libertad y de justicia.
Adelante entonces, y que el Día mundial de la libertad de prensa, sea más que eso, un día de escena protocolaria, o de omisión dolosa, para ser espacio permanente de compromiso de todos, por todos y para bien de todos. Enhorabuena.
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