El semáforo de los candidatos y el gobierno
Marco Vinicio Jaime
Al día 96 de la “nueva normalidad”, domingo 06 de septiembre de 2020, México libraba ya una gran batalla en un “escenario catastrófico”, a causa de la indómita pandemia de Covid-19 (tal como lo advirtiera en su momento el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de Gobierno Federal, Hugo López Gatell, tras llegar a la lamentable cantidad que superaba los 60 mil decesos y más de medio millón de contagios), cuando de pronto, se registró un cambio totalmente antagónico: 21 entidades del país recibieron color naranja, incluyendo Nayarit, que corresponde a una apertura ya del 30 por ciento en actividades económicas y movilidad limitada; 10 color amarillo, de incorporación y mayor desenvolvimiento económico-productivo al 60 por ciento, espacios públicos y actividades no esenciales, antesala del verde: de apertura total; y únicamente Colima permaneció en rojo, máxima alerta de riesgo sanitario.
Hoy, al día 284 de la “nueva normalidad”, lunes 15 de febrero de 2021, la gravedad de la pandemia no parece haber cedido, con 174 mil 207 muertes y 1 millón 992 mil 794 casos acumulados de contagio a nivel nacional, al corte del domingo 14 de febrero, se demuestra una oscura realidad que sigue dejando en claro la necesidad urgente de una batalla verdaderamente unificada y armónica: hace 15 días, tras el devastador saldo de las festividades de fin de año, México registró un severo retroceso, 13 entidades volvieron al color rojo -inclusive el Covid-19 tomó Palacio Nacional con el contagio del propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y algunos funcionarios de su administración- 17 estados a naranja, hasta Campeche y Chiapas que ya llevaban algún tiempo en verde, cayeron al rojo.
No obstante, tal como sucedió aquel domingo 06 de septiembre de 2020, el semáforo de riesgo pandémico de la Secretaría de Salud Federal, vuelve repentinamente -aún con todo el impacto que sigue generando la enfermedad para la vida y la salud de los mexicanos- a otorgar un cambio drástico en el color de las entidades: 21 adquieren naranja (en las que se encuentra Nayarit, que apenas una semana anterior, llegó a registrar un priomedio de 18 infectados y 12 decesos por día), 8 amarillo, y una, a saber Chiapas de nuevo accede al verde, de apertura económica y movilidad social total. Así, la cuestión sigue siendo la misma: ¿es acaso el semáforo de la economía el mismo de la salud y la vida, que por lo visto, no ha dejado el rojo? ¿Qué hace falta para lograr por fin, un gran pacto que asegure equilibrio entre ambos semáforos?

El columnista Sergio Mejía Cano, apuntó que algo ha faltado sin duda en la información que ha llegado a la ciudadanía para adquirir conciencia y cuidarse más, y quizá se deba en gran manera a la falta de medidas que coadyuven con su economía, a lo que el comentarista y periodista gráfico Ramón Pérez Rentería agregó que sería favorable a la par de mayor y mejor información periódica que haga hincapié en la gravedad del mal y la responsabilidad que se debe adquirir. En tanto, para el analista político Carlos Fránquez Villaseñor, mientras no exista en efecto información precisa y congruente, como por ejemplo, el criterio empleado en la distribución de las vacunas, difícilmente se podrá avanzar a soluciones de fondo.
Para la analista y Coordinadora General de la UCAN, Lily Cayeros, es necesario mantener contacto permanente con la evolución del mal y el comportamiento consecuente de los ciudadanos, a efecto de que los canales de comunicación estén debidamente actualizados con la información precisa y oportuna que derive en una respuesta eficaz de la sociedad.

Asimismo, tanto los analistas Carlos Fránquez Villaseñor, Lily Cayeros y Luis Alberto Bravo Mora, como el columnista Sergio Mejía Cano y el comentarista Ramón Pérez Rentería, convergieron en que en el terreno de la política electoral, la precampaña comportó una gran lección que facilitará por consiguiente una contienda interesante en virtud de la intensidad que se espera en el manejo de las redes sociales junto con estrategias en tierra, lógicamente ponderando la sana distancia. No obstante, fueron Fránquez Villaseñor, Bravo Mora y Mejía Cano, quienes adelantaron que independientemente de algunas encuestas que revelan cambios importantes en la preferencia popular, resulta poco probable que una tendencia que durante mucho tiempo se mantuvo con amplia ventaja a favor del Precandidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, conformada por Morena, PVEM, PT y NA, Miguel Ángel Navarro Quintero, se trastoque de pronto sin más factor que el propio proselitismo de cada cual, por lo que es así como podría finalmente dar inicio la campaña constitucional, e inclusive mantenerse hasta el clímax de la jornada comiciaria.
Es un hecho pues, que en medio de las condiciones que presentó la pandemia estos últimos días, concluyó la precampaña con más dificultades en comunicación y en percepción de las verdaderas necesidades de la ciudadanía, que aciertos. El sistema partidario dejó ver -con honrosas excepciones- una escasa presencia vía las actividades respectivas de sus elegidos, y seguramente entendió cabalmente con preocupación, que el éxito de su propuesta dependerá de la compatibilidad estratégica que ésta guarde a su vez con antecedentes, imagen y nivel de empatía de sus propios representantes con la demanda ciudadana. Por tanto, la campaña constitucional se llevará a cabo, con o sin alza de contagios y los colores oficiales que registre el semáforo, ése es el desafío para cada cual, será la gran prueba: qué tanta funcionalidad tendrá el semáforo de cada candidato en lo personal, política y económicamente, como de la salud popular. El tiempo pues llegó, y muy pronto se sabrá, en esta histórica contienda, el peso específico de todo actor participante por cuanto haya sido capaz de entender “su tiempo y sus circunstancias”, y por ende su papel mismo en la reconstrucción de un Nayarit seguro.
¿Qué tanto podrán mejorar todos y adaptarse totalmente a los nuevos cánones, para hacer de esta campaña, una campaña histórica, a partir principalmente de haber podido descifrar el cómo y el cuándo de la ayuda que requiere el pueblo de la nueva realidad?
La realidad es y será indómita hasta donde lo permita el nivel de entendimiento por parte de la estructura gubernamental tocante del tiempo que se vive y de las dimensiones exactas del mal, ceñidos de la verdad, sin negarla ni evadirla, para entonces adoptar una línea precisa de unificación, comunicación y voluntad para consumar un gran pacto por la salud de la nación que esté por encima de toda coyuntura de partidos y lucha .¿Será posible?
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